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Foto del escritorAngela Quintana

Elena Armenteros, del laboratorio de alta esterilidad a los ensayos clínicos en una oficina

Ángela entrevista a su compañera de trabajo Elena Armenteros, Global Development Scientist Director (monitor médico) de AstraZeneca, para que nos cuente sobre los diferentes trabajos que ha realizado hasta llegar al puesto actual. También nos contará qué actividades está realizando en estos momentos en la empresa.

 

Nacida en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y graduada en biología humana por la Universidad Pompeu Fabra, Elena Armenteros se fue muy pronto a vivir a Londres, donde lleva ya residiendo 13 años.


Elena, ¿cuéntanos un poco cómo iniciaste tu trayectoria profesional y qué es lo que te hizo emigrar a Londres?     

Cuando acabé la carrera de biología humana en Barcelona sabía que quería seguir investigando, así que decidí hacer un máster en investigación biomédica, que incluía 6 meses de prácticas. Tras recibir una beca del gobierno para hacer las prácticas en el extranjero, decidí hacerlas en un laboratorio de Londres. Al acabar, había bastante crisis en España y, aunque tenía claro que quería hacer un doctorado, quería obtener primero más experiencia profesional. Por eso me quedé en Londres trabajando como scientific officer en un laboratorio de señalización celular en cáncer. 

Elena Armentos se enfrenta a nuestras preguntas  para que la conozcamos profesionalmente.

¿Por qué te planteaste hacer un doctorado? ¿De qué tema lo realizaste?

Me gustaba mucho la investigación del cáncer y sabía que quería profundizar en el tema. Además, para mi futuro en la carrera científica sabía que el doctorado sería probablemente necesario. ¡Obtuve una beca para poder estudiar un doctorado en biología molecular de un tipo de leucemia y como me encantaba el proyecto y el equipo, acepté sin pensarlo!


¿Qué te llevas de tu trabajo realizado durante la producción de terapias celulares? ¿Por qué elegiste esta área en específico y no otras de la industria en las que también se trabaja en el laboratorio?

Al terminar el doctorado sabía que no quería hacer un postdoc tradicional y que quería empezar en el mundo de los ensayos clínicos. Me apetecía poder estar haciendo algo con más impacto directo sobre los pacientes. Sin embargo, no tenía experiencia en el sector. El trabajo que encontré produciendo terapias celulares en el laboratorio era ideal para comenzar a entender más los ensayos clínicos. Pude usar todo lo aprendido en el doctorado y, a la vez, me permitió saber más sobre cómo funcionan los ensayos clínicos. El trabajo me permitió trabajar en contacto estrecho con el departamento de calidad, aprender sobre las normas de Buena Práctica Clínica (BPC), revisar los protocolos de los ensayos y, en definitiva, trabajar en un ambiente regulado.


¿Qué hacías en tu día a día? ¿Cómo tenías que prepararte antes de entrar a trabajar para la producción de terapias celulares?

Mi día a día era muy variado en función de lo que estuviera haciendo en esa semana.


Si estaba en medio de la producción de una terapia celular, trabajaba casi todo el tiempo en la sala blanca (o laboratorio de alta esterilidad). El primer día nos llegaban las células del paciente y, ya dentro de la sala blanca, teníamos que aislar las células madre hematopoyéticas con una máquina especializada. Después de ponerlas en cultivo, había que transducir las células con el vector viral, asegurarnos de la viabilidad de las células y congelarlas. El proceso duraba unos 3 días y era muy intenso, ya que no se podía dejar a medias en ningún momento y teníamos que asegurarnos de que hubiese mucha esterilidad en todo momento. Para ello, antes de entrar en la sala había que esterilizar todo el material múltiples veces y teníamos que vestirnos con prendas estériles que incluían gorro, mascarilla, dos pares de guantes y hasta botas especiales.


Otras semanas donde el trabajo era más de revisar la calidad de alguno de los productos producidos, el tipo de trabajo era un poco diferente. Para ello también trabajaba algunos ratos en la sala blanca con una pequeña muestra descongelada del producto. Pero, además, teníamos que preparar varios documentos sobre toda la información de la producción y calidad del producto y trabajar mucho con el departamento de calidad para obtener certificación por la “Persona Cualificada” (QP, por sus siglas en inglés). Este trabajo era mucho más de oficina. 


A la vez hacía otras cosas, como por ejemplo, planear/hacer experimentos en el laboratorio “tradicional” para establecer las condiciones óptimas de las producciones en la sala blanca de futuros ensayos clínicos, mejorar las condiciones de producción, etc. En otras ocasiones, estaba en reuniones con los médicos investigadores principales de los ensayos para preparar el protocolo de los ensayos nuevos o, incluso, en contacto con las enfermeras y pacientes cuando el producto era recibido por el paciente en el hospital.


¿Qué es lo que más te gustó o te pareció más interesante del trabajo?

El trabajo era muy gratificante. Estábamos literalmente cambiando la vida de nuestros pacientes, que no tenían ninguna otra alternativa terapéutica curativa para su enfermedad. Además, las terapias eran para niños y el impacto que tenía nuestro trabajo sobre sus vidas era aún mayor, ¡tenían toda la vida por delante! Incluso había una familia que venía con su hijo cada año a visitarnos para darnos las gracias.     


¿Y lo que te pareció más duro?

Lo más duro eran las condiciones dentro de la sala blanca. Al ser de alta esterilidad, no solo teníamos que vestir con prendas especiales, si no que entrar y salir de la sala era un proceso muy largo, por lo que, generalmente, intentábamos terminar el trabajo sin salir. A veces, podíamos pasar varias horas dentro sin comer, sin ir al baño y, por supuesto, sin música/teléfonos móviles ni ninguna otra distracción. 


¿Por qué decidiste dar el salto a la industria farmacéutica y trabajar en ensayos clínicos? 

Como he comentado antes, quería trabajar en ensayos clínicos para poder tener un impacto mayor con mi trabajo en los pacientes. En ese momento yo trabajaba en terapias celulares para enfermedades raras en un hospital, pero toda mi experiencia profesional anterior, incluyendo mi doctorado, había sido en investigación del cáncer. Cuando me surgió la oportunidad de trabajar en ensayos clínicos con cientos de pacientes de cáncer en la industria farmacéutica, no me lo pensé dos veces, era lo que siempre había ambicionado. 


¿Qué es lo que te ha parecido más difícil cuando hiciste este cambio de estar en un laboratorio a trabajar en una oficina? ¿Echas de menos trabajar en el laboratorio?

La verdad que fue una transición fácil para mí, ya que en mi trabajo anterior tenía bastante trabajo de oficina y no echo de menos trabajar en el laboratorio. Sin embargo, el trabajo actual es mucho más clínico y un poco menos puramente científico. Creo que eso fue lo que más me costó al principio, ya que, aun teniendo estudios en biología humana, no soy médico y tuve que aprender aspectos relacionados con la parte más clínica. 


Sabemos que estás trabajando en un estudio que ha dado resultados positivos, y que, por tanto, vais a solicitar la aprobación en una nueva indicación. Debe ser emocionante haber visto que el fármaco ha funcionado en esta población y que se puede ayudar a muchos más pacientes. ¿En qué consiste tu trabajo en el día a día? 

¡Claro! De hecho, la agencia reguladora de los Estados Unidos nos acaba de aprobar la combinación que hemos estudiado en el ensayo clínico y en el equipo de trabajo estamos muy contentos con el resultado. ¡He tenido mucha suerte de empezar mi carrera en la empresa farmacéutica con tan buen pie! 


Mi trabajo del día a día cuando empecé estaba más relacionado con los asuntos típicos de cuando el ensayo está aún en proceso y reclutando pacientes. Por lo tanto, estábamos pendientes de revisar la información de los efectos adversos en el estudio, de asegurarnos que no hubiera desviaciones importantes del protocolo y de que los pacientes que entraban en el estudio fueran elegibles, entre otras cosas. Hacia el final del estudio tuvimos que asegurarnos de que toda la información reportada en la base de datos fuera correcta para obtener resultados de alta calidad y fiables. Finalmente, al obtener los resultados tuvimos un trabajo intenso de analizarlos y escribir los documentos para entregar a las agencias reguladoras. Por otro lado, es tuvimos trabajando en los artículos científicos donde se publicaron los resultados y en las presentaciones para los congresos científicos. 


¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos de tu actual trabajo?

Lo que más me gusta de mi trabajo actual es la parte analítica. Ya sea interpretar los resultados del ensayo o pensar cómo mejorar el proceso del ensayo si hay alguna novedad reportada. 


Lo que menos me gusta es que a veces la revisión y corrección de los datos reportados por los hospitales en la base de datos puede ser un poco monótona. 


¿Qué le recomendarías a alguien que quiere dar el salto de trabajar en un laboratorio a trabajar en ensayos clínicos?

Mi experiencia trabajando en ensayos clínicos en el laboratorio y usando mis habilidades aprendidas durante el doctorado, fue muy buena. Me permitió hacer una transición más fácil y recomendaría que quien quiera cambiar del laboratorio a los ensayos clínicos probara obtener primero una experiencia similar. 


¿Crees que alguna formación podría ayudar a dar este salto?

Mientras trabajaba haciendo las terapias celulares hice por internet algunos cursos a la vez, para entender mejor cómo funcionan los ensayos clínicos y los diferentes tipos de estudios que hay, aparte de las BPC y otros conceptos importantes. Para mí, poder aprender de primera mano sobre ensayos clínicos mientras trabajaba, a la vez que estudiaba por mi cuenta, fue más útil que parar y dedicarme exclusivamente a estudiar. 


Sé que hay másteres especializados que quizá puedan ser también bastante útiles y prácticos. Sin embargo, en mi caso, después de haber estudiado un máster y un doctorado, me apetecía más obtener los conocimientos de forma más práctica en el trabajo a la vez que haciendo los cursos online. 


(Des)coordinando un ensayo clínico surgió para dar a conocer la figura del/la coordinador/a y de otros profesionales que trabajan en los ensayos clínicos, como el/la data manager y el/la enfermero/a de investigación. Querríamos saber cuál es tu opinión sobre los coordinadores de ensayos y la labor que realizan en los hospitales, tanto de asistencial como en investigación. 

El trabajo de los coordinadores es esencial para los ensayos clínicos en los que trabajamos. Es importante que toda la información que introducen sobre los pacientes en la base de datos sea precisa y correcta. Gracias a eso luego los resultados del ensayo clínico se pueden interpretar y son fiables. 


¿Qué se podría hacer para visualizar y profesionalizar la labor de este rol de ensayos clínicos?

Tengo conocimiento de que se ha propuesto que se visualice más en el real decreto de la AEMPS, pero aún queda mucho por mejorar su reconocimiento. Creo que si hubiera una asociación de coordinadores en España ayudaría mucho para visualizar más su labor y a conseguir profesionalizar este rol dentro de los ensayos clínicos. También es esencial que el personal sanitario reconozca a los coordinadores como una figura clave dentro del hospital para que se puedan llevar a cabo de una manera correcta la inclusión de pacientes y todos los procedimientos del protocolo. Esperemos que esto sea en un futuro cercano.


Muchas gracias por habernos permitido conocerte un poco mejor y habernos contado sobre tu trayectoria profesional.

Muchas gracias por darme la oportunidad de compartir mi experiencia con los seguidores del blog. Espero poder haber ayudado a los lectores a entender los diferentes trabajos por los que he pasado


Equipo (Des)Coordinadores de Ensayos Clínicos


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