Mi historia nace de las sombras de la pandemia. "Gracias" a ella, encontré la pasión a la que hoy en día me dedico.
Debido al gran requerimiento asistencial por la falta de personal sanitario, me dediqué durante toda la primera ola a aportar mi granito de arena como TCAE (técnico de cuidados auxiliares de enfermería). Durante cuatro meses dejé a mi familia, me alejé de mi pareja, mis amigos… me mudé al piso que un amigo tenía vacío para no tener contacto estrecho con nadie y estar más cerca del hospital donde trabajaba. Viví sola durante 4 meses, aumenté mi jornada laboral a 40 horas mientras cursaba el primer año de mi grado de enfermería e intentaba dormir. Lo juro. Aunque me aterraba pensar que al abrir los ojos encontraría alguno de los pacientes que habían sido exitus ese día, agonizando, ahogándose y queriendo un suspiro más acompañados de los que más querían.
Cogí miedo. Miedo a ver a la gente morir, miedo de acercarme a las personas, miedo de quedarme paralizada por no saber cómo actuar, miedo a no poder aportar, cuidar, miedo a todo. Miedo al mundo asistencial. El día 31 de Junio de 2020 se me acabó el contrato en el hospital y no volví. Sentí decepción personal al tomar esa decisión e incluso me planteé dejar la carrera.
Durante la pandemia tuve una paciente que era TCAE en el que yo considero el mejor Hospital Infantil de Barcelona. Siempre me gustó la idea de probar pediatría y en una conversación con ella, surgió la idea de poder contactar con el Hospital para presentar una autocandidatura. Poco antes de mi diagnóstico de estrés postraumático derivado de la situación de la pandemia presenté mi CV al Hospital.
Cuál fue mi sorpresa, que mi candidatura fue aceptada por el Instituto de Investigación de ese mismo Hospital, para realizar tareas de TCAE en investigación: soporte a un ensayo clínico. En ese momento la investigación era un campo totalmente nuevo y desconocido para mí en el que yo jamás había imaginado poder participar por mi formación académica.
¿Un TCAE en investigación? ¿Cómo puede ser posible? ¿No está dirigida a personal con estudios superiores universitarios? ¿Por qué jamás se nos ha ofrecido esta salida profesional desde los centros de formación profesional?
Ese primer contacto me abrió los ojos a un nuevo enfoque de la salud: el coadyuvante perfecto a la promoción y prevención de la salud. Pasó el verano y decidí que quería seguir conociendo este nuevo mundo y así conseguí mi primer empleo estable como “Data Entry” y desde el momento en el que descubrí el rol, no he dejado de aprender e intentar ampliar mis conocimientos. Si bien es cierto que en ocasiones, el trabajo cooperativo hace que se solapen competencias (Data Entry y Study Coordinator), me complace deciros que es un placer poder dar el soporte necesario y tomar acciones proactivas para poder aumentar la eficiencia y minimizar errores en los ensayos en los que trabajo.
Dos años después siendo Data Entry es cierto que quiero más. Más responsabilidades, más competencias, quiero que los demás conozcan qué es la investigación. Que no es sólo un mundo para personas con máster dedicado a personas que se consideran en muchas ocasiones “ratas de laboratorio”. Quiero formarme más, involucrarme más, quizás porque cada vez sé más y porque ahora curso mi tercer año de grado de Enfermería.
Quiero enseñar qué es un ensayo clínico a la población, que entiendan cómo se hacen, qué tipos hay, qué significan términos como ”AE”, “criterio de inclusión”, “randomización”… ¿Por qué hay tanta educación para la salud en patologías varias, en primeros auxilios, en sexualidad, salud mental… pero no en ensayos clínicos? ¡Ni siquiera muchos profesionales de la salud saben cómo funcionan! ¡Con lo importantes que són para el avance de la salud! Por ello estoy desarrollando mi propio proyecto: Educando en ensayos clínicos.… ¡Que todo el mundo sepa qué es! Que puedan decidir participar con criterio sabiendo todo lo que hay detrás: el esfuerzo, la programación, la recolección de datos, la revisión… que no se pase por alto.
Lo que vino después de la pandemia, alejarme directamente del mundo asistencial, encontrar otra manera de aportar, las experiencias vividas... me hizo amar la investigación. No sólo me siento realizada a nivel personal porque tengo buenos compañeros, la relación con todo tipo de profesionales es bidireccional y la comunicación es horizontal. La investigación me ha ofrecido otra perspectiva de la salud, de la importancia de una buena práctica y me ha hecho conocer las personas que hay detrás y que supervisan todos los procesos. Los monitores (también conocidos como los Clinical Research Associate) son algo así como “los profes” (como yo los llamo) que corrigen e intentan solventar los errores que se puedan cometer y que se le pueda escapar al Study Coordinator. Me hizo conocer al Study Coordinator y la figura de Study Nurse y toda la gestión necesaria para poder poner en marcha un ensayo clínico. Me hizo conocer la figura que soy hoy en día y la importancia de mi trabajo, como Data Entry. Aunque sé que en muchos hospitales o fundaciones estas competencias las asume el Study Coordinator o el propio IP (Investigador Principal). Me hizo conocer qué quiero en un futuro y cómo quiero enfocar mi futuro profesional.
La pandemia me abrió las puertas a un mundo de oportunidades, de conocimiento, de soporte desde otra perspectiva. Es un buen momento para nacer como Data Entry, Study Coordinator o Study nurse. Es un buen momento para darse un respiro y cambiar de aires sin dejar de lado la labor a la que quiero dedicar mi vida: la salud. A mí me dio luz cuando me hundí en un pozo que creí que no tenía fondo.
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