El coordinador de ensayos clínicos es una figura indispensable en la puesta en marcha de los ensayos clínicos dentro de un hospital. Aunque lleva existiendo desde hace muchos años, su papel ha ido tomando más relevancia a medida que los ensayos se han ido haciendo cada vez más complejos y difíciles. Sin embargo, este perfil profesional tiene todavía un gran potencial de crecimiento y de convertirse en una pieza imprescindible en el desarrollo clínico de un fármaco, no solo dentro sino también fuera del hospital.
En los últimos años se está haciendo una gran inversión de recursos, no solo para aumentar el número de tratamientos disponibles de una enfermedad en particular, sino también para implementar la medicina personalizada o medicina de precisión. Todo esto ha conllevado un aumento de la complejidad de los ensayos clínicos, donde ahora se recogen muchas más muestras y datos, y se realizan más pruebas y cuestionarios, con el fin de predecir qué pacientes responden mejor al tratamiento y a quienes le resulta tóxico y/o no beneficioso. Y es a partir de aquí donde el coordinador ha tenido un gran crecimiento ya que ha pasado a desempeñar muchas más actividades y más diversas dentro del ensayo que hace unos años.
Gestor de proyectos y de un equipo multidisciplinar
La función del coordinador dentro del hospital es especialmente notable en ensayos realmente complejos como los fases I o con fármacos muy innovadores (CAR-T cells), donde se necesitan coordinadores con mucha experiencia. Es en estos coordinadores donde su trabajo se parece más al de un gestor de proyectos (project manager), siendo proyectos (ensayos) más pequeños pero en mayor cantidad. También el equipo médico en estos ensayos es mucho mayor que en ensayos convencionales, por lo que es más difícil la coordinación con los diferentes profesionales para poder sacar el ensayo adelante.
Opción de realizar un doctorado o liderar proyectos académicos
El coordinador de ensayos tiene una experiencia y unos conocimientos perfectos para hacer un doctorado sobre un proyecto translacional; este puede ser más clínico o más básico dependiendo del doctorando, del equipo donde trabaje y de los proyectos que estén financiados. Muchos de los coordinadores, sobre todo los más experimentados o los que ya son PhD, pueden conducir proyectos o ensayos académicos; estos normalmente tienen menos recursos económicos y personales, y por tanto se necesita de personal altamente cualificado para llevarlos a cabo. No obstante, creo que su implicación se debería de reconocer en las publicaciones que salgan del estudio.
Implicación con pacientes
Otra de las actividades en las que el coordinador es indispensable es en el apoyo psicológico al paciente. Su función suele estar ya bastante reconocida por los propios pacientes, que están muy agradecidos por la dedicación especial que se tiene con ellos. Además, esta gran atención permite a los pacientes tener un trato más relajado y sincerarse sobre temas que no se atreven a comentar con su médico. Es por esto que los coordinadores también pueden colaborar o liderar actividades relacionadas con pacientes y su bienestar. Ejemplos de estos proyectos sería talleres de musicoterapia, arteterapia, marcha nórdica, etc.
Ser especialistas sobre ensayos clínicos
Su formación sobre ensayos clínicos también puede ser muy beneficiosa para la industria farmacéutica, y por tanto podrían ser consultores para que el diseño de los protocolos sea más realista y fácil de implementar en los hospitales. Y es que hay a veces que algunos procedimientos de los protocolos son inviables para el tipo de paciente que va a participar en el ensayo, o imposibles por la logística del hospital. Esto ensombrece los resultados del estudio y hace que no se aprovechen adecuadamente los recursos asignados.
Algunas de estas cosas ya están ocurriendo en la realidad, pero todavía queda mucho por hacer para que el puesto de coordinador se pueda consolidar y pueda llegar a tener la oportunidad de desarrollar todas las actividades anteriormente mencionadas. En primer lugar, creo que es necesario incluir una formación básica sobre ensayos clínicos en carreras de la vertiente sanitaria y científica, como biología, química, farmacia, etc. De esta manera se conoce esta salida profesional desde la universidad, y si se quiere dedicar a ello se puede cursar el máster especializado en ensayos clínicos justo después de acabar la carrera y empezar a coger la experiencia suficiente. El segundo punto a mejorar sería una revisión de la carga de trabajo y el salario de los coordinadores. Y no solo eso, creo que debería de haber plazas públicas para este colectivo, ya que hoy en día no se puede concebir que un hospital universitario o de cierto tamaño no tenga ensayos clínicos. En tercer lugar, creo que se debe fomentar la carrera profesional: muchos coordinadores se encuentran que les gusta su trabajo pero que no pueden crecer más o tener nuevas responsabilidades dentro del hospital, por lo que se pasan a la industria farmacéutica. Y por último, creo que deben ser reconocidos por el resto del personal sanitario y por la población en general. Es decir, reconocer la importancia de su rol dentro de la investigación clínica, y del valor científico y social que aportan a la sociedad.
Ángela Quintana