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Reflexión anónima

El blog (des)descoordinando un ensayo clínico surge como una forma de visibilizar y poner en valor la figura del Coordinador de Ensayos Clínicos. Creo que algo se está consiguiendo, pero también creo que algo no se está haciendo bien. No sólo por parte del equipo de (des)coordinando sino por el enfoque general que se da, desde distintos puntos, a este rol tan relevante en el buen hacer de la investigación clínica con seres humanos.


Reflexión anónima ¿Cuántos coordinadores conocéis que tengan capacidad de crecimiento en su unidad?

Somos pocos los coordinadores que empezamos a trabajar en este rol siéndolo, es decir, trabajando específicamente de eso, y, por ejemplo, tres años después seguimos ocupando el mismo puesto. Por otra parte, es algo normal ya que nuestro mayor incentivo es la motivación personal, las ganas de ayudar a personas enfermas, ya sea intentando curar sus patologías o haciendo lo posible por mejorar su calidad de vida en aquellos casos en los que se trata de enfermedades crónicas.

Esta situación no está bien, no somos “meros trabajadores” que ayudamos a médicos e investigadores a llevar a cabo el ensayo y facilitamos la vida al CRA sino que somos mucho más.


El Coordinador de Ensayos Clínicos es un profesional más dentro del entorno hospitalario y como tal ha de ser tratado. Lo habitual es que nuestros contratos estén asociados a fundaciones y que su duración/renovación dependa de la propia financiación autogenerada por los EECC. En este sentido nadie nos asegura un futuro a largo plazo en el mismo puesto lo que puede generar inseguridad, no solo laboral sino también personal. Es normal que llegado cierto momento de la vida las prioridades

cambien y viren hacia la búsqueda de estabilidad. Puede parecer incongruente, pero esta estabilidad es más fácil de encontrar en el entorno farmacéutico, en el mal llamado “lado oscuro” del ensayo clínico. Este puede ser uno de los motivos por lo que tanta gente interpreta la posición de Coordinador de Ensayos Clínicos como algo temporal, transitorio, para “coger experiencia” y después dar el salto a la industria.


Muchos nos hemos visto un día delante de nuestro ordenador resolviendo la misma query una y otra vez, procesando las muestras de PK por enésima vez o valorando la idoneidad de un nuevo estudio, uno más, en nuestro centro. Ese día nos hemos preguntado ¿qué hago aquí? ¿cómo es posible que tres años después esté usando los mismos programas y vendors, y esté realizando las mismas tareas? Es un momento duro. Si tenemos la suerte de formar parte de un equipo grande y bien posicionado

tanto a nivel hospitalario como en cuanto a relaciones con la industria farmacéutica, la situación puede cambiar, aunque esto sea temporalmente. Si no es así, la conclusión será actualizar el CV al llegar a casa. Y esto no debería ser así, no está bien.


¿Cuántos coordinadores conocéis que tengan capacidad de crecimiento en su lugar de trabajo? Yo conozco a pocos. Algunos de ellos han podido llevar a cabo su tesis doctoral y hacer algo más allá del ensayo clínico promovido por la industria, pero, hasta donde conozco, ninguno ha podido liderar un proyecto propio. Sí se pueden gestionar, se puede redactar un protocolo y generar los documentos necesarios como la Hoja de Información al Paciente y Consentimiento Informado, pero nunca veréis que el investigador principal de ese estudio y/o proyecto sea una figura distinta a un médico. No me parece justo que a una persona con formación en ciencias biológicas, con perfil investigador y experiencia en investigación con seres humanos no se le permita liderar un proyecto en este contexto.


Puede parecer que en este escrito se estén mezclando conceptos, percepción que es fruto de la ignorancia y del desconocimiento. En los hospitales existen muchas más actividades que no sean las simples consultas y hospitalizaciones, también se genera conocimiento, se puede aplicar in situ el know-how traído por empresas de diversa índole y, sobre todo, es un nicho inmejorable para atender a las peticiones y necesidades de las personas a las que, no nos olvidemos, estamos tratando de ayudar y son el centro de nuestros esfuerzos.


No me quiero extender más. Mi intención con este escrito no es otra más que dar voz a todos aquellos Coordinadores que sienten que su lugar ideal de trabajo es un hospital, pero que ven su recorrido profesional en el mismo seriamente limitado. No son muchos, pero hay algún que otro IP o Jefe de grupo que se ha dado cuenta de esto y que cuida a sus coordinadores. Ojalá sean cada día más y todos aquellos que hemos decidido desarrollar nuestra carrera investigadora lejos de la bata y la poyata, como nos enseñaron en la facultad, podamos un día estar orgullosos de lo que hemos

conseguido.


Quiero dar las gracias en este punto al equipo de (des)coordinando un ensayo clínico por darme la oportunidad de desahogarme un poquito y de transmitir mis inquietudes y a todas aquellas personas que desde la industria farmacéutica también están poniendo su granito de arena para dar un poquito de luz a esta profesión tan bonita y apasionante.


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